La celda 13.

No existe amor en el deseo
Señores de incertidumbre,
Calman sentidos de la piel y
La soledad así sucumbe.

Contando pasos de noviembre

El frío que apenas se sentía

Marcaba ese dolor punzante

Valla si que lo vivía.

Hoy que lloro así de pena
Cánticos fúnebres de dolor
Cariño era el que faltaba
Sin una pizca de esplendor.

Contaban años y a mi muerte
Restaban todos para sí.

Escribo en ti mi despedida
No existe vida, amor... Sin ti.

María la virgen.

Venga tu diócesis rastrera,
Venga tu cántico, hermana
Que envidia la vida de aquella
Que cuenta la suya en la cama.

Figúrate en rojas pasiones
Encierra las miles de almas,
No encuentres salida, dulzura
En lagrimas blancas y castas.

Tortúrate vida agraciada,
La crúz te mira incorpóreo,
Los santos no lloran de pena
Si rezas mermándote el odio.

SER LO QUE ESPERA LA GENTE..

Que difícil es mirar de frente
Caminando de este modo por la calle
Si me tomas de la mano oscuridad
Y me llenas de tu gracia indiferente.

Tal vez puedas reparar tus alegatos
Para entonces solo queda mencionar
Que mis ánimos no pueden reparar
Lo que dañas en tus crueles arrebatos

Y si vuelves torturado con tu cruz
Nada vale ser un héroe en el altar
De las tumbas de una fría intensidad
Solo restas a mi gloria con tu luz.

Por que duele tanto estar conciente
De que nada es toda mi igualdad
Me sumerges en tu pobre eternidad
Al no ser lo que espera la gente.

La ceniza.

Una cruz de ceniza carga mi frente,
Cuando mas sopla la helada brisa
Ruega compasión, aunque perdida
Con deseos de sanar la mala herida.

Corta el inmortal y dulce llanto
Aunque no muera y escondida
Grite de dolor pues en su frente
Comience a perforar la ceniza.

MADRE.

Cuentos de noche y alabanzas negras
Mientras llora de angustia y fría soledad
En su cuarto no hay manchas de engaño austero
Y en su vientre se culta la clara maldad.

Ay vida mía que lloras de angustia
Llorar por un hijo en la cruda ansiedad
No es la hipocresía que ciñes gastada
Si no indiferencia y dura crueldad.

No hay madre que arroje a sus hijos al pozo
Y aquella que es blanda no podría diferir
Pero es solo que un hijo que incluso no hablase
Sabrás que este ruega por tu bendecir.

Y carcomes los celos y refutas pasiones
Lastimeros llantos que obligan salir
Y si te llamas madre a partir de tu estado

Hipócrita fueres si gozares de huir.