>>Fue una estupida adiccion...

Después de absorber tu espacio,

caminar por tu penetrante aroma

y sentir mi sangre por tus venas,

aquel durmiente animal de mi alma

fue integrándose a mi propio ser.

Durmiendo en la misma alcoba

y abrazado de tu mortalidad,

sediento de tu dulce locura

no sabia si bien me interesaba,

ya todo en mi era tu neceser.

¿Importa cual apremiante seas?

mientras tu vida expire por la mía,

mientras tu frialdad se una conmigo,

hasta hacer de mi, una humeda tortura,

sin ser capaz de un solo amanecer.